Desarme de Blonde Redhead
Me desarma. A veces la música es un conjuro que hipnotiza, que me revuelve, que me idiotiza. Fijo los ojos en el escenario, sin mirar ningun detalle, mirando las expresiones de los artistas, sintiendo sus ojos me conjuran.
Empieza el concierto de Blonde Redhead. Rubén me cuenta que mientras conducía hacia el Forum presentía que empezarían con esa canción. No se ha movido, no ha cambiado de cara, pero su iris a dado una vuelta de 360 grados cuando suena “23”. Cuando presientes algo, aunque sea precedible en el fondo (o no) y pasa, entonces hay días que sientes cosquillas en la nariz y en los ojos, piel de gallina. Se enciende una luz. Estabas escuchando al mundo pero te habías olvidado de conectar un bafle. En ese momento el cable se conecta a la corriente y el bafle emite. Ahora sí.
Se te caen los tapones de las orejas; ni si quiera sabía que los llevaba. Que bien se oye la vida sin tapones protectores de tímpanos. Que más da, tanta profilaxis aniquila la vida de las pequeñas grandes cosas punzantes pero acojonantes.